EL DÍA QUE JESÚS NO QUERÍA NACER
Es más…, tengo la carta aquí, entre las manos. Pero también es verdad que no sé si es cierta o no la carta. De modo que quizá lo mejor sea que nunca sepamos la verdad. Milagros hay -invenciones hay, fantasías, cuentos, sueños, verdades inciertas- por los días de todos nosotros que no nos atrevemos nunca a contar. Milagros que un día nos iluminaron, nos sorprendieron en nuestras dudas y que conservamos como reliquias de un prodigio. Milagros… que a lo mejor no son milagros, pero que preferimos pensar que lo son, con tal de no perder del todo la fe en las cosas.
Por eso hoy, en estos días en que es más fácil creer, que uno retorna al tiempo en que la imaginación era más poderosa que la realidad, que la inocencia nos dominaba aún, voy a contar algo que juraría que me contaron…